Construyendo hábitos más saludables

Coman en familia

Si estás buscando poner a tu familia en un camino saludable, entonces reunir a todos alrededor de la mesa para una comida balanceada es una gran manera de hacerlo.

Las cenas familiares no solo son una oportunidad para ponerse al día con la vida de todos, también son una oportunidad para que los padres refuercen los mensajes de alimentación saludable. Haz de la mesa de comer un lugar libre de distracciones: pide a todos que dejen sus pantallas y juguetes. Esto asegurará que los niños se concentren en el sabor de su comida, mientras les permite escuchar a su cuerpo para saber si tienen hambre o están llenos.

Lleva una rutina tanto como puedas; las investigaciones muestran que mantener horarios regulares para las comidas ayuda a la familia a desarrollar patrones de alimentación constantes y, en última instancia, ayuda a establecer hábitos más saludables.

Involucra a tus niños

Involucrar a tus niños en la preparación y cocción de las comidas no solo los mantiene ocupados, también es un gran trampolín para enseñarles sobre la importancia de una buena alimentación.

Por ejemplo, puedes solicitar la ayuda de tus niños para desarrollar un plan de comidas para la semana que incorpore ingredientes nutritivos o antes de ir a la tienda, pide a tus niños que te ayuden a hacer una lista de compras. Puedes introducir juegos para hacer el proceso más divertido: dibujar la comida que deseas comprar y hacer que tus hijos adivinen o anunciar el plato que deseas cocinar y hacer que ellos creen la lista de ingredientes necesarios. Por supuesto, también puedes pedirles a tus niños que te acompañen cuando vayas a realizar la compra en el supermercado o que participen en la cocina; cada uno de estos momentos les brinda la oportunidad de aprender de dónde provienen los alimentos, cómo se cultivan y cuáles son sus beneficios nutricionales.

Mantén opciones de merienda saludables

A todo el mundo le encantan las meriendas, por lo que es importante que estas sean saludables. Asegúrate de tener meriendas saludables en la despensa o en el refrigerador.

Todas las formas de frutas y verduras son excelentes como meriendas. Mantén tu congelador lleno de frutas congeladas listas para hacer batidos y, si estás apurad@, mantén porciones de frutas secas y nueces listas para llevar.

También puedes guardar vegetales frescos listos para merendar, como palitos de zanahoria, de apio y rodajas de pepino, y frutas enteras que tus hijos disfruten, como guineos, manzanas, naranjas o uvas. Al proporcionar meriendas saludables, tu hijo se acostumbrará a elegir alimentos más saludables cuando esté solo.

Ten en cuenta el tamaño de las porciones

Preparar comidas y meriendas llenas de ingredientes saludables es excelente, pero asegurarte de que tus niños coman la cantidad correcta es igualmente importante. Los niños necesitan diferentes tamaños de porciones, dependiendo de su etapa de crecimiento y desarrollo, por lo cual es importante prestar atención al tamaño de las porciones que sirves.

Como principio general, las comidas deben contener una gran parte de verduras, una porción de alimentos con proteínas (carne, huevos, pescado, lentejas o frijoles) y una porción de carbohidratos (arroz, pasta o pan integral, tubérculos, etc.)

Los padres como modelos a seguir

Las comidas en casa no solo son excelentes porque unen a la familia, sino que también brindan una oportunidad para que los padres pongan en práctica lo que predican. Los niños se dan cuenta de lo que hacen sus padres, por lo que los padres deben predicar con el ejemplo y asegurarse de llevar una alimentación lo más balanceada posible, con muchas verduras, cereales y frutas.

Los niños necesitan toda la ayuda que puedan recibir para adoptar el estilo de vida saludable y equilibrado que necesitan para desarrollarse.